domingo, 20 de septiembre de 2009

Lunes 21. septiembre. Mt 9, 9-13

EVANGELIO:
Y, al pasar Jesús de allí, vio a un hombre sentado en su despacho de recaudación de tributos llamado Mateo, y le dice: "Sígueme".
Y, levantándose, le siguió.Y sucedió que, estando Él a la mesa en la casa, muchos publicanos y pecadores, que vinieron, se sentaban a la mesa con Jesús y sus discípulos decían a sus discípulos:
"¿Por qué come vuestro Maestro con publicanos y pecadores?"
Pero Él, oyéndolo, dijo: No tienen necesidad de médico los fuertes, sino los que se encuentran mal.
Andad y aprended qué quiere decir: “Misericordia quiero y no sacrificio”. Pues no vine a llamar a justos sino a pecadores."
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNOFERO, ES PURA DINAMITA:
Jesús; tiene una frase en este Evangelio muy dura, tiene que hacernos pensar: misericordia quiero y no sacrificios. El culto sin justicia es pura farsa. Nuestra vida no tiene sentido cerrada en ritos, oraciones y celebraciones, novenas, eucaristías, peregrinaciones, velas... sino existe una dimensión de entrega, gratitud y amor por el hermano.
¡que curiosa llamada! A los pecadores. Pudiendo llamar a los sacerdotes, obispos, diáconos, jueces, hombres y mujeres de buen vivir... se le ocurrió llamar a los pecadores para llevar a buen término un mensaje de salvación para todos... ¡ Me sorprende, cada día más, el Evangelio!
Si buscamos la libertad de poder caminar del lado de Jesús: no dejes que a tu corazón lo compre el dinero, la fama o el poder, no quites a nadie su libertad, no utilices la amenaza, no defiendas al opresor, no abuséis de nadie, y si tienes poder y fuerza ponlo al servicio del pobre. El peor pecado es hacer sufrir a alguien, hacer sufrir a quien camina con sencillez, a veces pobre y desvalido.

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