lunes, 28 de septiembre de 2009

Martes, 30 de septiembre de 2009. Juan 1, 47-51

EVANGELIO

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: -«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. » Natanael le contesta: -«¿De qué me conoces?» Jesús le responde: -«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: -«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: -«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: -«Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

¡Qué suerte la de Natanael! Escuchar de boca de Jesús que él es una persona íntegra, “en quien no hay engaño” ¡Ojalá pudiera decir lo mismo de nosotros! ¿Verdad?
¡Ojalá fuéramos tan coherentes que nuestro modo de vida fuera un reflejo, una continuidad de lo que creemos, pensamos y decimos! En estos días, me planteo continuamente cómo poner en práctica y llevar a la vida cotidiana las palabras de Jesús y me doy cuenta de la enorme distancia que separa los hechos de las palabras y de la enorme insatisfacción que esto me provoca. “A Dios rogando y con el mazo dando”, dice el refrán español…pues eso, dejémonos de “echar balones fuera”, de cargar a los demás con nuestras incoherencias y vacíos y empeñémonos en serio en vivir “de verdad, sin engaño”. Veremos, como Natanael, “obras grandes" en nuestro mundo y en nuestra vida.

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