sábado, 17 de octubre de 2009

Mateo 10: 35 - 45 . Domingo 18 de octubre.

EVANGELIO:
Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra;
y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.
«El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.
«Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.
«Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Es la religión de la llamada. Da igual lo que seas: premio Nobel de la Paz, políticamente concedido al estilo Obama o ganado por méritos al estilo Calcuta, vagabundo o estrella mundial, el ser valioso o no ser valioso te lo da tu amor. “No ha venido para que le sirvan sino para servir”. El que dé su vida… ése, la encontrara. En la cruz, es correr una suerte donde la comunidad es una comunidad del servicio por encima de todo.
Los cristianos somos seguidores de alguien que ha dado su vida por los demás: dio su juventud, sus fuerzas, su esperanza, su amor, su tiempo, su energía..... lo más grande que podemos hacer nosotros es dar la vida por nuestros amigos.
Ningún personaje que en la historia ha merecido la pena, no se ha detenido porque el mundo seguiría semi-podrido o semi-dormido. Porque ese aparente esfuerzo inútil, es la sal que sigue haciendo habitable este planeta.
Sería bueno recordarnos a los que somos Iglesia que necesitamos menos desfiles ( mucho menos políticos) y más canela en rama, autenticidad.

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