En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: - «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: - «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»
jueves, 29 de abril de 2010
Viernes 30 de abril. Jn 14, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: - «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: - «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»
miércoles, 28 de abril de 2010
Miércoles 28 de abril. Jn 12, 44-50
En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: - «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»
martes, 27 de abril de 2010
Martes 27 de abril. Jn 10,22-30
Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
No le dejan pasear tranquilo, le interrumpen en sus pensamientos, es lo que tiene ser un maestro...eso les ocurre a los maestros de la vida, a aquellos que están dispuestos y pendientes de los demás...les interrumpen porque nunca descansan, su jornada no es la laboral, sino la de la solidaridad y la entrega...ojalá sean muchos los maestros de este tipo que nos encontremos en nuestro caminar...
Me llama la atención la frase que se hace vida cada día, Dios es más grande que todos, y añado yo, y que todos, Dios está por encima de nuestras inseguridades y fracasos, por encima de nuestros éxitos y aplausos, es, en definitiva THE BOSS, que siempre está y siempre nos cuida...disfrutemos por tanto de su presencia y de su grandeza...
lunes, 26 de abril de 2010
Lunes 26 de abril. Jn 10, 1-10
En aquel tiempo, Jesús habló así: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.
Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Jesús es la voz que conocen sus ovejas, una voz que se transforma en compromiso, esfuerzo y cariño en boca de tantas y tantas personas que han querido como él sembrar en el mundo el saber vivir de cara a los demás. Hay algunos que han querido vivir de cara a la galería, de cara al aparentar y mirar por encima del hombro al resto. No han sabido entender que la vida se gana perdiéndola. Me rebelo ante los que nos han entendido que si eres de los de Jesús no te tienen que importar el tráfico de curriculum, el bienestar de tu cuenta corriente, o el sentirse valorado con unas cuantas horas que huelen a podrido y mediocridad...cuánto nos quedará por ver...Apostemos por la humildad, por el disfrute de lo cotidiano sabiendo que el Pastor nos conoce y nos llama por nuestro nombre, y ese Pastor es muy bueno pero no tonto, por eso no pretendamos engañarle con nuestras disquisiciones mundanas de subir puestos, de trepar....nos estaremos equivocando...
domingo, 25 de abril de 2010
EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús: - «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
Cuando estás en contacto con mucha gente y tienes la oportunidad de escucharla y de hacer tuyos sus problemas e inquietudes, te das cuanta de que en muchos de ellos hay un anhelo común: Dios. Puede ser que en sus palabras se niegue o se acalle esa inquietud y entonces escuchas cosas como: "No tengo nada con Dios, no creo, estoy muy lejos, esto no v a conmigo..." sin embargo, de una o de otra manera se alude a Él. Y este hecho me hace constatar una realidad: el corazón de la persona ha sido creado para el encuento con Dios Padre, con Jesús. No importa en qué situación esté, ni siquiera la necesidad que tenga de Él, importa que Dios nos ha creado "para que nadie nos arrebate de su mano" y de su mano sentirnos felices. Importa que Él sí que está cerca de nosotros y nos ama y nos sostien. Importa que, pase lo que pase en nuestra vida Él permanece fiel. La verdad es que constatar esta realidad, te hace vivir feliz, feliz. Segura en las manos de nuestro buen padre-madre. Y haber experimentado su cercanía, te hace, sin darte cuenta, transmitirla a todo el mundo sin palabras. Por eso cuando escuchas que no quieren nada con Dios, aseguras de forma contundente: "Pero Él si lo quiere contigo".
jueves, 22 de abril de 2010
EVANGELIO
Juan, 6, 52-59
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: - «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: - «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.» Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
Continuamos en el evangelio de hoy, con el discurso de Jesús sobre el pan de vida. Sí, Él es nuestra verdadera comida. Él es la fuerza que necesitamos para transitar por el duro y, a veces inquietante, camino de la vida. Con Él como alimento, como compañero, como presencia cercana, las montañas se allanan y los valles se hacen fértiles. Pidámosle hoy que ponga en nuestro corazón la certeza de que está siempre a nuestro lado, y pidámosle que nos ayude a reconocerle en los que están cerca de nosotros.
martes, 20 de abril de 2010
Miércoles de la 3ª Semana de Pascua, Juan 6, 35-40
EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: - «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
¿No crees que lo que desea es hacernos partícipes de su propia vida? ¿No se te ha ocurrido pensar que nos ha dado un mensaje claro y es que participamos de esta vida, la suya, feliz, auténtica, eterna si nos “mojamos” aquí y ahora e intentamos con todas nuestras fuerzas hacer un mundo mejor, más humano, en definitiva, más suyo?
lunes, 19 de abril de 2010
EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: - «¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."» Jesús les replicó: - «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.» Entonces le dijeron: - «Señor, danos siempre de este pan.» Jesús les contestó: - «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
Sí, probablemente en muchas ocasiones, la gente siguiera a Jesús con una intención un tanto interesada, “A ver qué nos da” y admirados por lo que habían visto y se decía de Él.
¿Y nosotros? ¿Cómo nos acercamos a Él?¿Qué buscamos al buscarlo?¿Acaso, muchas veces, no somos como la gente de su tiempo y le exigimos que las cosas nos vayan bien, es decir, como nosotros creemos que tienen que ir, y de paso haga alguna “cosita” por nosotros? Y pobre de Jesús si el enfermo por el que pedimos no mejora, o no podemos salir de una situación difícil o…
«La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.» Así, sin más. Esto es lo que Dios quiere y lo que nos va a hacer sentir en paz. Creer en Jesús y saber reconocerle en el Pan de su Palabra, en el pan de la Eucaristía y en el compartir nuestro pan, nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, en definitiva, nuestra vida, con los que tenemos cerca y con los que no tienen nada. Entonces sí, entonces teniéndole cerca, en nuestra vida se hará realidad su promesa: << El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»
EVANGELIO
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no habla habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: - «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó: - «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.» Ellos le preguntaron: - «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?» Respondió Jesús: - «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
Seguimos en el tiempo Pascual, en el tiempo en el que se nos recuerda que Jesús resucitado da sentido a lo que hacemos y vivimos, y hoy, en este evangelio se nos dice que no tenemos que hacer mucho, ni preocuparnos de mucho, si no, creer esta verdad que ha dado sentido a XXI siglos de cristianismo: «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.» Si creemos que Él está vivo, sabremos que, en nuestra vida, nuestras desesperaciones y sinsentidos ya no pueden seguir existiendo. Si nos fiamos de su palabra, sabremos que en nuestra vida, ya no tiene sentido el desánimo y la tristeza, porque Él ha vencido a la muerte y al absurdo. Si creemos en el que Dios ha enviado, es decir, en Jesús resucitado, sabremos encontrarnos con él en cada hermano que nos necesita y cada circunstancia de sus vidas que nos hable de muerte y desesperación podrá ser transformada en vida, si actuamos desde el compromiso y la solidaridad.
¡Feliz semana para todos!
sábado, 17 de abril de 2010
Juan 21: 1 - 19 .Domingo 18 de abril
Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera.
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.»
El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar.
Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan.
Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.»
Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor.
Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez.
Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»
Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»
Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.
«En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.»
Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Un nuevo relato de apariciones.
Todos los números que salen en el relato son simbólicos... ( reflejo de la Iglesia universal)
- Nunca ha sido fácil reconocer a Jesús... de hecho todas los relatos de las apariciones de Jesús en el Evangelio relatan que los apóstoles pusieron dificultades para reconocerlo.
Jesús se manifiesta, se aparece pero no es fácil que lo reconozcamos. El Dios de Jesús es el Dios que se ve en el compañero de trabajo, en el compañero de viaje, en el prójimo, en definitiva.
La vida cotidiana es el Evangelio más real, en el se escribe las páginas más interesantes de la Buena Noticia. Los discípulos están en el quehacer diario – y ahí es donde aparece Jesús en medio de ellos-, Jesús aparece en la preocupación por el hermano, en la angustia por llevar el pan a casa, en la sensación de fracaso, en la incertidumbre diaria por encontrar un sentido a lo que hacemos.
Y aparece Jesús como irreconocible, indiferente ( incluso), pero está, está, y está siempre pendiente de ellos. Les anima a intentarlo otra vez, a decirnos cada día que nadie puede dialogar eternamente con la desesperanza. Que siempre amanece de nuevo. Echar la red una vez más: los pescadores cansados, rendidos, desanimados; los esfuerzos han dado en fracaso; pero cuando interviene Jesús lo imposible se convierte en posible....... es Jesús de Nazareth, es el valor del corazón, es apostar por lo desconocido, por la inseguridad, por no calcular cuando se trata de amistad y amar......
¡ somos testigos de esto! El jueves santo; Jesús se puso un delantal de criado de la casa y se puso a lavar los pies,( en aquella eucaristía) después sigue gritando que ese “sígueme” -con el que termina el Evangelio de hoy-, en realidad es una llamada moverse en todas direcciones como testigos del resucitado; amando. Es el mensaje: si me queréis amad, si me queréis serviros, si me queréis no os atéis a ninguna norma; buscar al prójimo y amar como yo os amé.
Juan 6: 16 - 21 . sábado 17 de abril
Al atardecer, bajaron sus discípulos a la orilla del mar,
y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos;
soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse.
Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo.
Pero él les dijo: «Soy yo. No temáis.»
Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Jesús domina el mar, y el miedo se apodera de los discípulos. La debilidad humana y el poder de Dios. A lo largo de la historia ha sido una constante. Pero Jesús les tranquiliza y la fusca camina p´alante y sin miedo.
viernes, 16 de abril de 2010
Juan 6, 1-15- Viernes 16 de abril
Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades,
y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos.
Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.
Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?»
Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.
Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.»
Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?»
Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.
Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.»
Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.»
Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Claro relato eucarístico con intenciones catequéticas. El verdaero milagro lo hizo el niño que con su generosidad, entrega y servicio desinteresado comparte con los demás. Nosotros podemos busar actitudes en nuestra vida semejantes. ¡ Queda mucho por hacer!
El pan partido y compartido es el mayor sacramento que tenemos, partir el pan es un oficio con plazas disponibles, invitar a la mesa y ser generoso con aquellos que necesitan ayuda es la mejor manera de celebrar la eucaristía, en la calle, en la vida.
Que el partir el pan sea el primer mandamiento.
miércoles, 14 de abril de 2010
Juan 3: 31 - 36 . jueves 15 de abril
El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo,
da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta.
El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida.
El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Todos los días trato de explicar a mis alumnos que la Vida es Eterna, algunos les sorprende y a otros les trae sin cuidado, trato de decirles que no hay otra vida, que la que tienen es eterna, que no tiene punto y final que es una sin fin… que se curren mientras estén vivos la resurrección.
Para resucitar;
No resucitará quien haga imposible la vida. Quien niegue el amor.
No creeremos en la vida:
- si negamos la alegría y matamos las ilusiones-
- cuando nuestro amor no se refugia en falsas justificaciones.
- Cuando explotamos irracionalmente la naturaleza
- Cuando no respetamos a las personas.
No cree en al vida eterna:
- quien no se esfuerza en la superación de las dificultades
- el cielo no es el premio de nuestros sufrimientos, tampoco la liberación de nuestras depresiones. Es toda la vida que nos puede conceder nuestra capacidad de amar. Al final Dios nos llenará de su amor.
- El que cree en la resurrección ama la vida, la defiende, la hace crecer. Lucha siempre para que sea más humana, hermosa, sana y feliz.
- La resurrección se hace presente y se manifiesta allí donde se lucha y hasta se muere por evitar la muerte que está a nuestro alcance.
Juan 3: 31 - 36 . jueves 15 de abril
El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo,
da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta.
El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida.
El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Todos los días trato de explicar a mis alumnos que la Vida es Eterna, algunos les sorprende y a otros les trae sin cuidado, trato de decirles que no hay otra vida, que la que tienen es eterna, que no tiene punto y final que es una sin fin… que se curren mientras estén vivos la resurrección.
Para resucitar;
No resucitará quien haga imposible la vida. Quien niegue el amor.
No creeremos en la vida:
- si negamos la alegría y matamos las ilusiones-
- cuando nuestro amor no se refugia en falsas justificaciones.
- Cuando explotamos irracionalmente la naturaleza
- Cuando no respetamos a las personas.
No cree en al vida eterna:
- quien no se esfuerza en la superación de las dificultades
- el cielo no es el premio de nuestros sufrimientos, tampoco la liberación de nuestras depresiones. Es toda la vida que nos puede conceder nuestra capacidad de amar. Al final Dios nos llenará de su amor.
- El que cree en la resurrección ama la vida, la defiende, la hace crecer. Lucha siempre para que sea más humana, hermosa, sana y feliz.
- La resurrección se hace presente y se manifiesta allí donde se lucha y hasta se muere por evitar la muerte que está a nuestro alcance.
martes, 13 de abril de 2010
Juan 3: 16 - 21 . MIércoles 14 de abril
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.
Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Solo juzgan los que no aman:
- cómo vamos a ser capaz de dar misericordia, si nunca hemos ejercitado la compasión, si nunca hemos llorado con el amigo.
- Cómo vamos a pasar por esta vida haciendo el bien; curando los dolores de los hermanos y llevando libertad a los oprimidos; si nuestra mano nunca ha temblado con el dolor del hermano.
- Cómo vas a ser esperanza para el mundo, sino has conocido de cerca la amargura de los que viven crucificados.
- Cómo vas amar, si jamás has estado enamorado, porque estás demasiado ocupado en abrazar la seguridad del amor propio.
Cuando ames de verdad, aprenderás que aquí sólo juzga Dios, el resto no tenemos ni potestad ni capacidad. Hoy, una vez más, la fusca apuesta por la LUZ.
lunes, 12 de abril de 2010
jn 3: 7-15. MARTES 13..OJO--. ABRIL.2010
No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto.
El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.»
Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?»
Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas?
«En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio.
Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo?
Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Lo fácil es instalarse, lo fácil es la superficie, lo fácil es que nos marquen el camino, lo fácil sigue siendo dejarse llevar. Se está más seguro sin distanciarse del rebaño.
Para resucitar…No resucitará quien haga imposible la vida. Quien niegue el amor.
No creeremos en la vida:
- si negamos la alegría y matamos las ilusiones-
- cuando nuestro amor no se refugia en falsas justificaciones.
- Cuando explotamos irracionalmente la naturaleza
- Cuando no respetamos a las personas.
La conclusión es que tenemos un Dios de vivos, que para tener ganas de resucitar es necesario tener ganas de vivir, de nacer a una vida que queremos se prolongue para toda la eternidad, si es eterna; es que ya la tenemos, no hay otra vida, esta vida no tiene punto final, tú vida será lo que ames.
La resurrección brota de un amor verdadero. Nuestra capacidad para resucitar depende estrechamente de nuestra capacidad de amar. VIDA ETERNA...
domingo, 11 de abril de 2010
Juan 3: 1 - 8 .LUNES 12 DE ABRIL
Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío.
Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él.»
Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.»
Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?»
Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu.
No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto.
El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
"El viento sopla donde quiere"…. Nosotros estamos amenazados de resurrección. Este mundo necesita más esperanza y menos miedo. No se puede vivir la experiencia del resucitado en medio de la envidia, siendo aguafiestas, profetas de desventuras, acusadores, inquisidores, o ser de aquellos que pasan facturas a diario, o exigiendo títulos, gratitudes, solmenidades.
Somos testigos de resurrección:
- Luchar contra todo lo que origina muerte y conduce a la muerte, contra los violentos e injustos, contra los que siguen crucificando la vida, es ser testigos de vida.
- Combatir, por lo mismo, las causas de la pobreza, las estructuras opresivas e insolidarias.
- Defender la libertad verdadera contra toda situación esclavizante.
- Trabajar por la paz. La paz es también un don de la Pascua de Cristo resucitado.
- Ser testigo de alegría y esperanza.
- Vivir en la verdad.
- Vivir en el amor.
“El resucitado… debe ser el corazón de un mundo sin corazón”. Nadie se apunta a un ejército en retirada. HEMOS RESUCITADO.
sábado, 10 de abril de 2010
Domingo 11 de abril. Jn 20, 19-31
Sábado 10 de abril. Mc 16, 9-15
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron. Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: - «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»
jueves, 8 de abril de 2010
Viernes 9 de abril. Jn 21, 1-14
lunes, 5 de abril de 2010
Martes 6 de abril. Jn 20, 11-18
domingo, 4 de abril de 2010
Lunes 5 de abril. Mt 28,8-15
Evangelio
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
"Esta reflexión nos remonta a la Pascua que desemboca también en Cristo, confesado nuestra Pascua, porque toda aquella fuerza liberadora que traía el Viejo Testamento con maravillas que Dios iba haciendo para expresar su deseo de liberar siempre a los pueblos, de dar su salvación precisamente en la historia de los pueblos, en Cristo nuestro Señor se hace realidad, no sólo para Israel, sino para todos los pueblos que vayan creyendo en El. De tal manera que podemos decir: Cristo salva, nos salva en nuestra propia historia, y todas aquellas maravillas del Antiguo Testamento se hacen presentes en esta Pascua nuestra.
Esta es la pascua. La pascua que la Iglesia continúa viviendo como una comunidad es la que debe reinar esa transformación que Cristo nos exhaló con su suspiro profundo de crear la Iglesia. Le transmitía toda su fuerza pascual, o sea, ese tránsito, ese paso de muerte a vida, con todo lo que esas dos palabras implican.
Muerte, que es pecado, que es mediocridad, que es injusticia, que es desorden, que es atropello de los derechos, que es desorden en todas las cosas humanas; todo eso tiene que quedar sepultado en la tumba del Señor y resucitar: Pasar de la muerte a la vida.
Vida quiere decir justicia. Vida quiere decir respeto al hombre. Vida quiere decir santidad. Quiere decir todo ese esfuerzo por ser cada día mejor, porque cada hombre y cada mujer, cada joven, cada niño, vaya sintiendo que su vida es una vocación que Dios le ha dado para hacer presente en el mundo. No sólo la maravilla de la creación es imagen de Dios, sino la maravilla de la redención, que es elevación de la naturaleza, elevación de la sociedad, elevación de la amistad. Esa es la Pascua; y una parroquia que lleva el nombre pascual de la Resurrección tiene que vivir intensamente este sentido comunitario del paso de la muerte a la vida, de la imperfección a lo perfecto, a la santidad cada vez más elevada.
Porque sólo así, queridos hermanos, podemos servirnos de esta Pascua que Cristo nos regala." (Homilías pascuales de Monseñor Romero)
viernes, 2 de abril de 2010
VIERNES SANTO
Evangelio (Jn 18,1—19,42):
En aquel tiempo, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos. Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?».
Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Dice él: «No lo soy». Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?». Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». El lo negó diciendo: «No lo soy». Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.
De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en Él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!». Barrabás era un salteador.
Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él». Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en Él». Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios». Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?». Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado». Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César». Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?». Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César». Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.
Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos’». Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito». Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca». Para que se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado —porque aquel sábado era muy solemne— rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se le quebrará hueso alguno». Y también otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo —aquel que anteriormente había ido a verle de noche— con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
jueves, 1 de abril de 2010
Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.» Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.» Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.» Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.» Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos.» Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis ´el Maestro´ y ´el Señor´, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.