miércoles, 28 de abril de 2010

Miércoles 28 de abril. Jn 12, 44-50

EVANGELIO

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: - «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Se nos muestra en este Evangelio la unión total que existe entre Jesús y su Padre, no hay fisuras ni malos entendidos...me viene a la mente la idea de que la mejor unión y más grande, como la que se da entre Jesús y su padre, es en nuestros días, la de la amistad, esos hermanos que elegimos, esos extraños seres que nos quieren no cuando más lo merecemos sino cuando más lo necesitamos. Debemos apostar por la verdadera amistad, la que no duda ni piensa a la hora de entregarse por el otro, sea como sea y donde sea.
Y por otro lado, la imagen de Jesús como luz del mundo, en tiempos de apagones espirituales, de oscuridades universales, El se apunta al carro de los que dan el interruptor para ofrecer un poco de luz y esperanza entre tanta tiniebla...¿nos montamos nosotros en ese carro o sin embargo nos bajamos echando leches?....Palante....

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