lunes, 19 de abril de 2010

Martes de la 3ª Semana de Pascua, Juan 6, 30-35

EVANGELIO

En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: - «¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."» Jesús les replicó: - «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.» Entonces le dijeron: - «Señor, danos siempre de este pan.» Jesús les contestó: - «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Sí, probablemente en muchas ocasiones, la gente siguiera a Jesús con una intención un tanto interesada, “A ver qué nos da” y admirados por lo que habían visto y se decía de Él.
¿Y nosotros? ¿Cómo nos acercamos a Él?¿Qué buscamos al buscarlo?¿Acaso, muchas veces, no somos como la gente de su tiempo y le exigimos que las cosas nos vayan bien, es decir, como nosotros creemos que tienen que ir, y de paso haga alguna “cosita” por nosotros? Y pobre de Jesús si el enfermo por el que pedimos no mejora, o no podemos salir de una situación difícil o…
«La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.» Así, sin más. Esto es lo que Dios quiere y lo que nos va a hacer sentir en paz. Creer en Jesús y saber reconocerle en el Pan de su Palabra, en el pan de la Eucaristía y en el compartir nuestro pan, nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, en definitiva, nuestra vida, con los que tenemos cerca y con los que no tienen nada. Entonces sí, entonces teniéndole cerca, en nuestra vida se hará realidad su promesa: << El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»

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