sábado, 10 de abril de 2010

Sábado 10 de abril. Mc 16, 9-15

EVANGELIO

Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron. Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: - «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
No solo somos cabezotas los seres humanos del siglo XXI, hay que ver que incredulidad y ceguera tuvieron los del tiempo de Jesús, ni el testimonio de la de Magdala, ni el de los discípulos de Emáus...tuvo que ser la "reprimenda" del propio Jesús que les echa en cara que no crean a los otros, la que tiene su efecto y la que hace que comience la misión, que se dejen de lloros y llantos por el crucificado y se pongan manos a la obra, el mensaje es claro: Evangelizar. Con este mandato claro y expreso podemos decir que nace la comunidad eclesial, la Iglesia comienza su camino titubeante e incierto hasta nuestros días. Me gustaría que los encargados de la misión eclesial, los que tienen la última palabra y firman documentos que luego hay que poner en práctica leyeran el texto y lo interiorizaran: Jesús nos habla de evangelizar, de llevar la buena noticia, de ser alegres y esperanzados....creo que nos hemos equivocado en gran medida y que mucha gente de nuestra Iglesia ha confundido el verbo evangelizar por sacramentalizar, y a eso se dedican. El que tenga oídos para oir que oiga.

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