sábado, 17 de abril de 2010

Juan 21: 1 - 19 .Domingo 18 de abril

EVANGELIO:

Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera.
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.»
El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar.
Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan.
Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.»
Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor.
Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez.
Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»
Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»
Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.
«En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.»
Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Un nuevo relato de apariciones.
Todos los números que salen en el relato son simbólicos... ( reflejo de la Iglesia universal)
- Nunca ha sido fácil reconocer a Jesús... de hecho todas los relatos de las apariciones de Jesús en el Evangelio relatan que los apóstoles pusieron dificultades para reconocerlo.

Jesús se manifiesta, se aparece pero no es fácil que lo reconozcamos. El Dios de Jesús es el Dios que se ve en el compañero de trabajo, en el compañero de viaje, en el prójimo, en definitiva.

La vida cotidiana es el Evangelio más real, en el se escribe las páginas más interesantes de la Buena Noticia. Los discípulos están en el quehacer diario – y ahí es donde aparece Jesús en medio de ellos-, Jesús aparece en la preocupación por el hermano, en la angustia por llevar el pan a casa, en la sensación de fracaso, en la incertidumbre diaria por encontrar un sentido a lo que hacemos.
Y aparece Jesús como irreconocible, indiferente ( incluso), pero está, está, y está siempre pendiente de ellos. Les anima a intentarlo otra vez, a decirnos cada día que nadie puede dialogar eternamente con la desesperanza. Que siempre amanece de nuevo. Echar la red una vez más: los pescadores cansados, rendidos, desanimados; los esfuerzos han dado en fracaso; pero cuando interviene Jesús lo imposible se convierte en posible....... es Jesús de Nazareth, es el valor del corazón, es apostar por lo desconocido, por la inseguridad, por no calcular cuando se trata de amistad y amar......


¡ somos testigos de esto! El jueves santo; Jesús se puso un delantal de criado de la casa y se puso a lavar los pies,( en aquella eucaristía) después sigue gritando que ese “sígueme” -con el que termina el Evangelio de hoy-, en realidad es una llamada moverse en todas direcciones como testigos del resucitado; amando. Es el mensaje: si me queréis amad, si me queréis serviros, si me queréis no os atéis a ninguna norma; buscar al prójimo y amar como yo os amé.

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