lunes, 31 de mayo de 2010

Martes, 1 de junio de 2010. Marcos 12, 13-17

EVANGELIO

En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta. Se acercaron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?» Jesús, viendo su hipocresía, les replicó: « ¿Porqué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea.» Se lo trajeron. Y él les preguntó: -«¿De quién es esta cara y esta inscripción?» Le contestaron: -«Del César.» Les replicó: -«Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios, a Dios.» Se quedaron admirados.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Pero, ¿qué tiene que ver el impuesto, los impuestos con Jesús?"- pensarán algunos. "¿Es que Dios se va a mezclar con los "asuntos terrenales"? guardémosle en el templo, que es el lugar que le corresponde, recémosle en nuestro interior, y manifestémosle nuestra gran devoción de puertas adentro" Y a esto se nos invita continuamente desde las opiniones que hablan de estado laico y defensa de ese pretendido laicismo. Pues, si bien es verdad, que a Dios hay que darle lo que es suyo: y en esto se incluye nuestra relación personal con él, si esa relación es auténtica, nos llevará a arrimar el hombro, a trabajar por una sociedad más justa, a defender los valores que creemos importantes y a luchar en contra de todo lo que atente contra la dignidad de la persona. El dar a Dios lo que es suyo, implica dar a nuestros hermanos lo que les corresponde. Y esta forma de religiosidad y de entender nuestra fe, poco tiene que ver con el solo ámbito de púlpito y sacristía...





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