jueves, 2 de febrero de 2012

Marcos 6: 14 - 29.3 de febrero.


EVANGELIO:

Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.»

Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás profetas.»

Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése ha resucitado.»

Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado.

Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.»

Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía,

pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.

Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea.

Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.»

Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.»

Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.»

Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.»

El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales.

Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel

y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.

Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.


EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Dos cosas me llaman la atención: que grande es este Juan Bautista y cómo debería bailar la hija de Herodías… puf.
Me pregunto que pasaría si hoy Juan Bautista viniera a patear nuestras calles,  si entrara en el metro de Madrid, y viera los carteles que ha puesto esperancita  con la botella medio vacía, de que es el más barato de Europa. Si viniera a nuestras celebraciones y viera en lo que hemos convertido la eucaristía, si le invitáramos a cenar en nuestras casa y le contáramos que somos seguidores de Cristo, o si le dijéramos que  los valores del Evangelio son nuestro norte y nuestra luz. Yo creo que pediría otra vez que le cortaran la cabeza.
            Nuestra misión es la misma que la del Bautista: testificar con nuestra vida. Deberíamos indicar con nuestra vida la presencia de Cristo. No somos los protagonistas de nada… somos mensajeros.
La austeridad de Juan en el desierto, debería hacernos reflexionar de cuantas cosas tenemos y no necesitamos.  Su honestidad hasta la muerte debería llevarnos a pensar en nuestra cobardía y amodorramiento…. Un consejo; de perder la cabeza por alguien, perderla por el Evangelio, como hizo el Bautista, un tío cojonudo hasta la bandeja de plata. P´alante

1 comentario:

  1. Cuando se pierde la cabeza se hace por AMOR, pues se dice que el amor es tonto,ciego y loco.Y es cierto, cuando AMAMOS a otro no nos fijamos en sus defectos. Pues que nuestra vida se base en AMAR que no es otra cosa que compartir, ayudar y en definitiva vivir continuamente dando, pendIente del que lo necesita,a veces los más necesitados sólo necesitan sentirse queridos, escuchados, AMADOS. BUEN FIN DE SEMANA A TODOS!!!

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