viernes, 24 de febrero de 2012

Sábado 25 de febrero. Lc 5,27-32

EVANGELIO:

En aquel tiempo, Jesús salió y se fijó en un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: - «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: - «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

"Jesús salió y se fijó en un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos". Leví  eran considerado,al igual que esl resto de los cobradores de impuestos,  por sus propios vecinos, un traidor, apóstata de su propia religión y desertor de su pueblo, puesto que se suponía que estaban aliados con el pueblo que los dominaba y oprimía. Pues en uno de estos publicanos, desertor, traidor y probablemente también ladrón, fija su mirada Jesús y le llama para que le siga.
¿Cómo es posible que habiendo tantos buenos, cumplidores de la Ley y estrictos en su observancia, en su entorno, elija a este pecador y quiera que sea su discípulo?
¿No será porque Él ha venido "a llamar a los pecadores y no a los justos"?
¿No será, quizás, porque mira el corazón y no ha venido a juzgar si no a dar vida?
¿No será porque los que se dicen, o nos decimos, buenos, "religiosos", cumplidores, nos convertimos a veces en jueces de los que consideramos peores?
Mateo lo siguió e hizo una fiesta en su honor. El encuentro con Jesús, SIEMPRE nos tiene que llevar a un cambio de vida y, por supuesto, a sentir, vivir y transmitir que su Reino ya está presente entre nosotros.
"El que comía con pecadores y prostitutas", nos da la oportunidad de parecernos a él: estar al lado de los que la sociedad rechaza, no sus jueces. Así estaremos más cerca de él y escucharemos que también nos dice a nosotros: "Ven y sígueme"

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