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Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo:
«Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te
glorifique a ti.
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Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé
también vida eterna a todos los que tú le has dado.
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Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo.
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Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra
que me encomendaste realizar.
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Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria
que tenía a tu lado antes que el mundo fuese.
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He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado
tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu
Palabra.
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Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti;
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porque las palabras que tú me diste se las he dado a
ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de
ti, y han creído que tú me has enviado.
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Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que
tú me has dado, porque son tuyos;
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y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido
glorificado en ellos.
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Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el
mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado,
para que sean uno como nosotros.
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EL EVANGELIO NO ES
UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
El egoísta dice: lo mío es mío
y lo tuyo es mío.
El enamorado dice: lo mío es
tuyo y lo tuyo es mío.
E justo dice: lo mío es mío
y lo tuyo es tuyo.
La fusca de la vida dice: lo
mío es tuyo y lo tuyo es tuyo.
Vida
eterna:
La vida no tiene punto y final.
Pertenecemos a la cofradía de los resucitados. El eco de la vida: la vida es el
reflejo de nuestras acciones… si deseas amor, da amor, si deseas felicidad, da
felicidad. Si deseas una sonrisa, sonríe.
En
cierta ocasión una niña sufría mucho por las riñas de sus padres y los
conflictos diarios que se tenía en su casa. Un año en las fiestas de todos los
santos acompañó a su madre al cementerio, y con gran sorpresa por la cantidad
de flores dijo: “ mama todas las tumbas están llenas de flores, y en todas se
lee lo mismo: “ a mi querido esposo”, “ a mis queridos padres....” ¿ es que
tenemos que morirnos para empezar a amarnos?
Nada debe empujarnos tanto a
vivir apasionadamente como la certeza de que nuestra vida será corta. ¡ hay que
quererse deprisa! ¡ hay que quererse ahora, en estos pequeños, cortos años! A
Jesús no le resucitó nadie. Le resucitó su vida. Alguien que había vivido amando
tanto no podía morir, estaba tan vivo que la muerte no pudo vencerlo. Muy
distinto a nosotros que gran parte de nuestra vida somos unos muertos vivientes.
Amigos de la fusca no
vivimos para un día morir, sino que vivimos para un día resucitar.
La vida no tiene punto y
final.
Hay que ir llenando el tiempo de algo que
lo caliente. P´alante
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