Martes 15 de mayo. Jn 16,5-11

EVANGELIO

Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?'.
Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido.
Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré.
Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio.
El pecado está en no haber creído en mí.
La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán.
Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Se hace referencia en este Evangelio a la llegada del Espíritu, del Paráclito....y es que debemos seguir creyendo en el Espíritu como esa fuerza que nos alienta en la utopía del Evangelio, del seguimiento de Jesús, de la locura de la solidaridad entendida como la ternura entre hermanos que se quieren y se cuidan. Este Espíritu se nos presenta hoy como ese aliento para salir de la asfixia que nos aturulla y no nos deja ser libres. Hoy me acuerdo de una religiosa, entregada a los más rotos de la historia, que se declara en rebeldía contra su institución, pero que clama alto y claro que no dejará de seguir al espíritu de Jesús, que le hace ser libre ante tanta incomprensión y desesperanza.

Este es el camino, ligeros de equipaje, dejarse enviar y llevar por el espíritu y allí donde estemos tratar de suavizar la vida a los demás, hacérsela más fácil...que seamos constructores de puentes y no de muros, que no se nos conozca por nuestra frialdad vital, sino por ser entusiastas seguidores del espíritu, aunque  a veces metamos la pata....Palante siempre...y hoy día de Isidro, el labrador, un recuerdo para todos los agricultores, buena gente, honestos y transparentes.