EVANGELIO
Al oír estas palabras, uno de los invitados le dijo:
"¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!".
Jesús le respondió: "Un hombre preparó un gran banquete
y convidó a mucha gente.
A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los
invitados: 'Vengan, todo está preparado'.
Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero
le dijo: 'Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me
disculpes'.
El segundo dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a
probarlos. Te ruego me disculpes'.
Y un tercero respondió: 'Acabo de casarme y por esa razón no
puedo ir'.
A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa,
y este, irritado, le dijo: 'Recorre en seguida las plazas y las calles de la
ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los
paralíticos'.
Volvió el sirviente y dijo: 'Señor, tus órdenes se han
cumplido y aún sobra lugar'.
El señor le respondió: 'Ve a los caminos y a lo largo de los
cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa.
Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron
invitados ha de probar mi cena'".
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:
La preferencia del banquete son los pobres, lisiados, etc….
O sea: los que no pueden devolver la invitación. Lo que me parece más
interesante, por no decir otra palabra,
es que muchos de los que aparentemente serían invitados de honor,
terminan por rechazar la invitación, Dios invita siempre pero algunos con su
actitud, su vida, su comportamiento, su riqueza rechazan la invitación, hay
muchos en la poltrona de la Iglesia que ya hace tiempo que rechazaron la
invitación, porque se situaron al lado del poder y el prestigio. La lista de
invitados de Jesús será una gran sorpresa, más que la lista de políticos corruptos.
Es de ladrones no compartir y es de hipócritas no compartir lo con los necesitados y sentarnos a la mesa de
la eucaristía, incluso comulgando diariamente y con fervor. Es de muy malas
personas no dar al pobre lo que le pertenece y todavía peor hablar desde la
poltrona eclesiástica de esto, sin cumplirlo.
Comulgar con las palabras del Evangelio de hoy es intentar
repartir ternura a nuestro alrededor. La única norma de la Iglesia es la del
amor y el servicio al necesitado; y la invitación se da desde este amor, si no
es así será mediocridad, cinismo y teatro, teatro, teatrooooooooooo.
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