lunes, 23 de junio de 2014

Lucas 1,57-66.80. MARTES 24 DE JUNIO

EVANGELIO
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. 
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. 
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; 
pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan". 
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre". 
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. 
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados. 
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. 
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. 
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él. 
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel. 
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA.
Amigo de la fusca, tenemos que resolver lo de los jueves, no es fácil pero tampoco es difícil, algunos jueves nos confunden…. Lo intentaremos, gracias por tu apoyo.
Lo más importante en la vida de un hombre no es lo que hace, sino lo que es. Lo que hace debe ser consecuencia de lo que es, fruto de sus convicciones profundas…. Así era Juan Bautista el más grande entre los hombres según palabras del mismo profeta de Nazareth. Era honesto consigo mismo, consecuente con su conciencia y su hacer diario, y eso vale mucho queridos amigos.
La actitud del fusquilla del jordán, es la única válida para los cristianos, nuestra misión como la de él es testificar, no con palabras, sino con vida. La presencia de Cristo en el mundo de una forma transparente y sin miedo.


Es el Bautista del siglo XXI el que inventa una historia de gozo y amor, jamás de violencia y desesperanza, es el que siempre está en camino, con poco equipaje y nada por perder. Es el bautista de hoy el que habla del Dios de los sencillos, del Dios de la tierra, el Dios del Evangelio. Es el Bautista de la fusca de la vida el que cree en la vida y por ello se pone en marcha, porque sabe que la esperanza no es estática sino movimiento permanente en todas direcciones donde podamos  encontrarnos con el hermano necesitado. P´alante

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