domingo, 9 de octubre de 2011

Evangelio del fin de semana. Mateo 22, 1-14
Domingo, 9 de octubre de 2011.

Evangelio

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
-«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran:
“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.”
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda.”
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?”
El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.”
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Hoy domingo, día del Señor, he celebrado la Eucaristía con mi comunidad parroquial. Como casi siempre que lo hago, experiemento una profunda alegría, unas ganas inmensas de seguir adelante, pese a todo y a todos. Una enorme paz y la seguridad de que las cosas de Dios, su presencia en nuestra vida tienen como fruto lo que acabo de describir. Y pensaba. ¿No es acaso esto una enorme fiesta, "un bodorrio" de esos que duran varios días con resaca incluída? ¿Una comida a la que estás deseando asistir porque te vas a encontrar con tus amigos del alma y vas a disfrutar de su grata compañía? ¿Una cita con alguien especial y que te gustaría que se prolongase en el tiempo y no terminase jamás? Pues sí. Todos estos encuentros de fiesta y celebración son imagen de lo que es el Reino de Dios. Su presencia en nosotros y entre nosotros. ¿Puede alguien resisitirse a este plan tan apetecible? ¿Seremos tan tontos que nos perdamos esta oportunidad? Y yo me pregunto: ¿Mostramos ante los que nos rodean esta cara amble de nuestras celebraciones, o por el contrario, asistimos a ellas con un alto sentido del deber y unas poquísimas ganas?
¡Feliz domingo! La mesa del banquete está preparada. Es Dios Padre el que nos invita a la boda de su Hijo...preparemos nuestro traje de fiesta y dispongámonos a pasarlo bien.

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