viernes, 21 de octubre de 2011

Lc 12,54-59. viernes 21

EVANGELIO
Decía también a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede.

Y cuando sopla el sur, decís: "Viene bochorno", y así sucede.

¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?

«¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel.

Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Hay personas piadosas que se lamentan de distraerse en la oración o en el culto. El problema está en las distracciones del camino, rozarnos con Cristo y no conocerlo. Jesús pasa por delante a diario, él si reconocerá a aquellos que han sabido reconocerlo en su vida. No se trata solo de conocer a Cristo, es más importante reconocerlo en el camino. Nos fabricamos una imagen de Dios, y si él se presenta de otra forma no le reconocemos. No miremos al alto, está encarnado, camina con nosotros, esta en nuestro interior, nos lleva de la mano. Dios se pone la ropa de cada día, el mono de trabajo y no suele aparecer en lo sublime y extraordinario, más bien en la realidad cruda y dura de cada día. Tiene un inconveniente: el rostro suele ser muy conocido: rostro de harapiento, de niño, de amigo, de cocinera, de parado, de marido, de esposa, de forastero, de emigrante saltando vallas, de individuo en malas compañías, de enfermo, de preso... hay que reconocerlo.
Sabemos cuando va a llover y no sabemos ver a Dios en el prójimo, tiene huevos… p´alante

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