domingo, 23 de octubre de 2011

Lunes, 24 de octubre de 2011. Lucas 13,10-17.

Evangelio

Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga.
Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera.
Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad",
y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado".
El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber?
Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?".
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:


Llama mucho la atención en este evangelio, como en muchos otros, que siempre hay personas que se erigen en jueces de los demás, incluso en jueces del mismo Dios. Parece que, como en este caso, hay que darle órdenes al pobre Jesús, porque anda un poco despistado y no sabe a quién curar, ni cuándo hacerlo...
"¡Hipócritas!" les llama Jesús. Pues tengamos cuidado, porque nosotros también nos erigimos en jueces del mismo Dios y le decimos a quién tiene que amar, a quién tiene que curar y quiénes deben ser sus preferidos. No puedo no dejar de hablar de los comentarios que hubo hace dos semanas. Sentí con todo el corazón que hubiera personas que se sintieran juzgadas o excluidas por su opción de vida. Se hablaba de observación de normas como algo opuesto al amor. Se habló hasta de pertenencia a la Iglesia y de otras pertenencias...
¡Sólo nos faltaba! Jesús amaba a todos. A todos. Pero, tenía un amor preferencial por los pobres, los excluidos, etc. Y hoy, ahora, en nuestro mundo. ¿Somos nosotros los que le tenemos que decir a quién tiene que amar? ¡Tengamos cuidado! El evangelio, el mensaje de Jesús, no excluye a nadie. Y a nosotros nos pide un amor como el suyo. No somos jueces. Y si queremos ser seguidores de Jesús, tendremos que tener un corazón grande como el suyo.
Somos anunciadores de la buena nueva. El evangelio es anuncio, no solo denuncia.
¡Buena semana!

2 comentarios:

  1. Yo no entendí aquellos comentarios como formas de juzgar a nadie la verdad, simplemente era quedar claro el compromiso principal de la fusca, al menos como lo veo yo. Seguramete pueda haber alguna parte desafortunada pero es dificil no caer en esa tenteación, quien no conoce a alguién de misa y comunión diaria que precisamente lo que hace con el projimo no es amarlo?

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  2. Creo sinceramente que no hubo afán de excluir a nadie, ni mucho menos....lo único que yo evidencié fue una clara distinción, que la hay, entre como trata Jesús a los que cumplen las normas de su época y luego no aman, y como trata a los pobres y marginados, que no las cumplen, pero aman. Es más, la fusca se ha declarado siempre fuera de la infalibilidad...prefiero comentarios que susciten la reflexión que no ñoñerías que lucen mejor en un poster de la libreria San Pablo...cuando ladran es porque cabalgamos, mando mi ánimo y unión a la verdadera fusca, no a la pseudo fusca....

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