miércoles, 11 de septiembre de 2013

Jueves 12 de septiembre. Lc 6,27-38

EVANGELIO

Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.
Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica.
Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes.
Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman.
Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores.
Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes".

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA

La misericordia y la compasión como abanderadas de nuestro estilo de vida. Jesús nos enseña que fue profundamente sensible, a la hora de dar otra oportunidad a la persona que había caído, que había metido la mata, en definitiva, lo que conocemos como pecado, mejor llamarlo error, despiste, fragilidad humana.
Jesús de Nazaret nunca echará en cara ni juzgará a los que se salen de la línea marcada, caerse está permitido, levantarse es una obligación- Se enfada más y con razón, con los mercaderes que ocupan el templo, que con los que han cometido un fallo en su vida.
Es un consuelo y una sensación de alegría permanente contar con este Dios más misericordioso que todopoderoso, que nos ama y perdona sin condiciones, que nos quiere y nos apoya por lo que somos y no por lo que hacemos. Fiesta, alegría....este es el Dios de Jesús, el nuestro....

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