martes, 10 de septiembre de 2013

Miércoles 11 de septiembre. Lc 6,20-26

EVANGELIO

Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: "¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! 
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! 
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! 
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! 
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! 
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! 
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas! 

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA

Revolución con argumentos, poner el mundo patas arriba, liberar sentimientos que tenemos escondidos...en definitiva una apuesta por la locura en forma de cambio de planes, de itinerancia permanente, y de estado continuo de buena esperanza.
Las Bienaventuranzas son el mejor ejemplo de que Jesús no es convencional, hoy le llamaríamos rarito, que se sale de lo habitual, que no se calla y que ofrece un mensaje y un estilo de vida que no es convencional, ni tradicional...es un estilo de vida con el corazón oxigenado y abierto siempre a la sorpresa. Nos invita a cambiar las reglas del juego, a ser comprensivos y compasivos, a querer por encima de todo y a no juzgar nunca y a nadie.
En un mundo encorsetado, reprimido en normas huecas y vacías, en un iglesia que quiere abrirse al mundo pero que le cuesta Dios y ayuda, apostamos por la teología liberadora de las Bienaventuranzas, la que nos dice que no hay nada imposible si se sueña y se busca de corazón y con el alma a flor de piel. Siempre arriba y siempre palante.

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