jueves, 5 de septiembre de 2013

Lucas 5: 33 - 39. viernes... 6 de septiembre... ¿olímpico?

EVANGELIO

Ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.»

Jesús les dijo: «¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?

Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán en aquellos días.»

Les dijo también una parábola: «Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y al viejo no le iría el remiendo del nuevo.

«Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se echarían a perder;

sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos.

Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: «El añejo es el bueno.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:


“ Comen y beben”: se les acusaba de no ser tan austeros y radicales como los discípulos de Juan. Al mismo Jesús le acusaron a veces también de no ser demasiado prudente y de no juntarse con buenas compañías. El deporte nacional – a día de hoy sigue igual- la crítica al prójimo, el etiquetar, el “sálvame deluxe” de toda época y lugar, jajaja.
Meter en el armario los odres viejos y los mantos remendados, porque se ha inaugurado un tiempo nuevo, el tiempo de la esperanza y de la alegría, el tiempo de vivir enamorados. Por eso la vida humana es fiesta: ¿ qué hemos hecho de nuestra religión que es más conocida por la religión del llanto y el luto que de la celebración gozosa?
Cuentan; que un rey estaba muriendo. Y le dijo al médico que le cuidaba; “ sanarás cuando consigas ponerte la camisa de un hombre feliz”. Durante muchos días los criados del rey recorrieron el País, y por fin encontraron a un hombre feliz. Pero este no poseía nada, ni siquiera una camisa. Hemos confundido en nuestro mundo los valores importantes y las prioridades necesarias, y así nos va.
La felicidad es un trayecto y no un destino. P´alante

La verdadera revolución: la alegría

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