EVANGELIO
46Todavía
estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron
fuera y trataban de hablar con él.47Alguien
le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.»48Pero él
respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»49Y,
extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis
hermanos.50Pues todo el que cumpla
la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA.
EL QUE CUMPLA LA VOLUNTAD
DEL PADRE.
La diferencias está en tener un corazón mezquino o abierto…
sentirse discípulo de Jesús de Nazareh es pasar a formar parte de una familia
muy especial, cuando todo alrededor parece semipodrido hay que tener muy claro
con quien estás y a quien consideras tu hermano, tu hermana, tu madre…. En definitiva
con quien compartes tus encuentros, es ahí donde está el rostro de Dios. Esos desinteresados
voluntarios, amantes del prójimo, testigos de la verdad, amantes incansables de
los más sencillos y necesitados, la fusca de la vida que se desgasta por los
demás, los incansables que se mueven en todas direcciones para escuchar la voz del
hermano. Ese es el encuentro de Jesús de Nazareth con sus hermanos, hermanas y
madre. Ese es el único sacramento, ese es el único camino, ese es el verdadero
amor. P´alante
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