lunes, 3 de noviembre de 2014

Lunes 3 de noviembre. Lc 14,12-14

EVANGELIO

Jesús dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. 
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. 
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!". 


EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA

En primer lugar pedir disculpas por la semana en blanco que hemos tenido en el blog. Ha habido agendas apretadas que nos han impedido sentarnos y centrarnos. Agradeciendo que entendáis nuestra “relajación”, vamos con el evangelio de hoy.
En primer lugar hay que decir, que las recomendaciones que nos hace Jesús, cuanto menos, son desconcertantes. Hoy, y en su época más, nuestros hábitos sociales, no van por este camino. Es decir, nadie de la alta sociedad, invita a comer a personas desconocidas y mucho menos, si su aspecto es andrajoso y pordiosero. El hecho de que Jesús lo diga, va acompañado por su costumbre de comer con pecadores, mendigos, prostitutas…esto supone una revolución, porque no solo es comer con los denominados “impuros”, sino que al sentarse a la mesa y comer con ellos, los está restaurando socialmente, los hace de los suyos, los acoge en su comunidad.
Por otro lado, no hay que perder de vista que donde Jesús pronuncia las palabras del relato de hoy, es la casa (mansión) de un fariseo que le invita a comer, con lo cual, él habla desde el puesto de invitado a la mesa, y desde allí desmonta los criterios que regían las relaciones sociales dignas, y la comunión religiosa. Jesús acepta la invitación, pero no se queda callado, aprovecha para dejar claro su mensaje y poner colorado al fariseo y a los que estaban allí.
Podemos preguntarnos, qué hacen los eclesiásticos que comen y beben con los potentados de nuestra sociedad…pues guardar silencio y con esto ser cómplices de sus injusticias. Qué pinta un cardenal con los miembros del Ibex 35…pues nada de nada. Quizás el “carrerismo”, el trepar, ha hecho que perdamos el norte y que estemos cerca de los poderosos, pero muy lejos del Evangelio de Jesús. Solución tiene, y pasa por la fidelidad y la coherencia.


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