Lucas 11,29-32.MIERCOLES 16 DE MARZO

EVANGELIO:
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:



Parece que las nuevas generaciones difícilmente encuentran causas nobles por las que merezca luchar; viven si sacar demasiado placer a casi nada. Muchos deciden anclarse en el pasado y otras muchas se encierran en normas de conducta intocables. La falta de riesgo nos inmoviliza. Nos somos milagreros ni necesitamos signos apocalípticos para creer, nos han vendido el lema del “ es mejor no pasarse”, como si el no llegar nunca fuese una virtud.
Si cuentas con Dios en la vida es para vivirla, arriesgando, descubre lo novedoso de cada día, no te dediques a blanquear con hipocresía la fachada de tu fe, de tu corazón, de tu vida… porque el único signo real es el amor.

La escena de hoy es complicada, algunos piden a Jesús un signo definitivo para demostrar quien es, le piden el milagro de los milagros, porque el milagro humilla, a-borrega seriamente y crea una deuda impagable, para así poder creer con la fe del carbonero, sin preguntas y sumisamente. Pero aquí no hay más signo que la Palabra (como Ninive con Jonás), por mucho que algunos se empeñen en seguir canonizando a base de milagrería barata. Esa Palabra de Vida ( Evangelio) es el mayor signo, la única ley, la norma suprema que no podemos traicionar y seguir incondicionalmente…. Somos seguidores de Jesús, no admiradores, no creemos en un milagrero sino en aquel que vivió para la Verdad y el Amor, y ojo, porque como diría un amigo: las autoridades Eclesiásticas advierten que la búsqueda de la Verdad ( sin milagrería, ni misterios, ni subordinación) perjudica seriamente la salud. P´alante y al turrón… de nazareth.