lunes, 28 de marzo de 2011

Tiempo de Cuaresma

Martes, 29 de marzo de 2011, Mateo,18, 21-35

EVANGELIO

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: - «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: - «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la Perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

Muy a menudo hemos puesto el acento en la actitud de perdón que todo cristiano debe tener como norma habitual de conducta, y quizás pocas veces hemos caído en la cuenta de la enseñanza de Jesús en esta parábola. Es verdad que rezamos en el padrenuestro: “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, pero, sinceramente, se nos olvida que el perdón que nosotros “debemos” a los demás tiene su raíz en sentirnos perdonados por nuestro Padre Dios. Cuando se ha experimentado la paz y la alegría de saberse perdonados, no es tan difícil ponerte en lugar del otro y perdonarle de corazón. Cuando se ha caído en la más absoluta oscuridad y vacío y experimentas en tu propia vida que sólo Dios puede sacarte de ellos, es menos difícil perdonar de corazón. Cuando caes en la cuenta de que con tu conducta, con tus palabras, con tu falta de amor, en definitiva, has hecho mal a alguien, y solo te queda pedir perdón y volver a empezar, es menos difícil perdonar de corazón. Cuando caes y caes una y otra vez en cosas que te parecían ya superadas, es menos difícil perdonar de corazón. Y cuando has experimentado en tu vida que Dios Padre es bueno y misericordioso contigo y te perdona mil veces al día, entonces, es mucho más fácil perdonar de corazón. ¡Feliz día!

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