viernes, 15 de junio de 2012

Sábado 16 de junio. Lc 2, 41-51

EVANGELIO:Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta
y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.
Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos;
pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
El templo, Jesús, María, José y Dios. Lo definitivo es que Jesús está en medio de su pueblo. Siempre lo ha estado. Es la esperanza de los pobres, la alternativa de una vida llena de sentido. Allí en medio del templo, con su familia como referente, a su lado, de forma incondicional como punto de partida hacia una misión, nada fácil, pero si apasionante. Es la misma fe, la misma fuerza, la misma alegría y libertad a la que estamos llamados hoy todos los cristianos. Mucho ánimo.

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