Jueves 13 septiembre. Lc 6, 27-38

EVANGELIO

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y los perversos.

»Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá».

 

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA

 

En casi todas las religiones hay una máxima o regla de oro, que es: "No hagas a nadie lo que no quieres que te hagan". Jesús la formula de una manera más positiva y optimista: "Haz a los demás lo que quieras que te hagan". Trata a los otros como a ti te gustaría ser tratado. Y va más allá, a los enemigos también. Y no se trata de tener enemigos que nos desean los peor, entendamos enemigos como aquellos a los que no tragamos, los que no piensan como nosotros,a los que no aguantamos....la suegra, el jefe, la directora....hay muchos "enemigos" a los que en lugar de ladrar, Jesús nos pide que les tratemos bien. No es un camino fácil, pero se puede intentar andar.

Y muy importante, tener compasión, no juzgar, no condenar...tener comprensión y mano izquierda. Se consigue más con palabras moderadas y calmadas, que con gritos, voces e imposiciones.