36Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la
casa del fariseo, se puso a la mesa.37Había en la ciudad una mujer pecadora
pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un
frasco de alabastro de perfume,38y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó
a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza
se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.39Al verlo el fariseo
que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y
qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.»40Jesús le
respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di, maestro.»41Un
acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta.42Como
no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?»43Respondió
Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» El le dijo: «Has juzgado bien»,44y
volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa
y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con
lágrimas, y los ha secado con sus cabellos.45No me diste el beso. Ella, desde
que entró, no ha dejado de besarme los pies.46No ungiste mi cabeza con aceite.
Ella ha ungido mis pies con perfume.47Por eso te digo que quedan perdonados sus
muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco
amor muestra.»48Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.»49Los
comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los
pecados?»50Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Los pecados quedan perdonados porque ha mostrado mucho amor,
no porque ha visitado muchos confesionarios.
En fin , amigos, ¡esto es como la vida!. Y
si el amor, la ternura, la callada
sonrisa, y el milagro de los labios encendidos han construido un hueco en
nuestros ojos; para acoger a pesar de los pesares. Amigos, la vista se gradúa,
se envejece, se estropea, pero la mirada se ha salvado de esa herencia ruinosa
y mundana, pues para ver sólo hacen falta los ojos, pero para mirar los ojos
reclaman corazón. Los fariseos de todos
los tiempos ( más los del siglo XXI) no saben mirar, sus ojos están
domesticados por unas leyes que sólo benefician su poder y su mísero
pensamiento.
Fariseos, me tomo la licencia de decir a
mis amigos de la fusca que es importante liberar a Dios de nuestros mal
entendidos, que vosotros habéis creado un Dios que no es el de Jesús. La culpa
no es algo introducido en el mundo por la religión, Dios no es quien se ha
dedicado a prohibir a vuestro antojo, ni vosotros tenéis la palabra de Dios. Hemos
de liberar a Dios de los malentendidos con los que deformamos su rostro, no hay
en él sombra de resentimiento, o venganza. Dios se vuelca con nosotros,
construimos un mundo a su lado, y tiene la mano ante el fracaso, Dios es perdón
y apoyo y no juez del tribunal supremo, busca nuestro bien.
Quien
cree en el perdón no está nunca perdido. A la mujer que Jesús pone como ejemplo
hoy la abrían apartado de la comunión en la eucaristía, la hubieran dicho que
es una pecadora que no merece celebrar los sacramentos, la hubieran denunciado a las autoridades eclesiásticas, le acusarían de ser un atentado contra la dignidad y buena fe, que no cumple con las santas normas que deben ser las que rigen vida y milagros...exactamente lo que la decían
los fariseos de su tiempo. Jesús dice algo muy distinto, o sólo sabemos ver pero no mirar. P´alante
Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control.
ResponderEliminarDenis Diderot
La buena fe es el fundamento de toda sociedad, la perfidia es la peste.
ResponderEliminarPlatón
Preciosas palabras capaz de conmover corazones,"a pesar de los pesares" hay miradas que son imposibles de olvidar y labios que no se apagarán nunca...
ResponderEliminarLos ojos son para mirar, las manos para coger y acariciar, la cabeza para pensar y el corazón para AMAR. Amemos a la manera de Jesús, sin juzgar, sin criticar, sin rechazar. Bastante tenemos ya.
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