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En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te
bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas
cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.
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Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
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Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce
bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y
aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
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«Venid a mí todos los que estáis fatigados y
sobrecargados, y yo os daré descanso.
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Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
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Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
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EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Nunca hay que perder la ESPERANZA , nuestro Padre Bueno siempre está ahí
para escucharnos y aliviarnos.
Humildad: necesitamos gente humilde, estamos en un País lleno de sabios, especialistas,
asesores, entendidos, magistrados inteligentísimos, autosuficientes,……. Pero el
país está en quiebra, en crisis y jodido hasta la médula. La conclusión es
clara, no estamos en un país de humildes:
Cuando una rama está cargada de frutos, su
peso hace que se incline hacia el suelo. Cuando nada tiene que ofrecernos,
permanece tiesa y altiva.
El que es inteligente de verdad
suele ser sencillo y humilde, jamás dogmatiza, aprende de todos, interpreta la
vida y la historia como un viaje a lo largo del cual siempre hay algo que
aprender.
Además de alabar a
la gente sencilla, el Evangelio de hoy nos recuerda: Somos algo mucho más
importante que nuestro trabajo, oficio, cargo o profesión. Somos seres humanos
hechos para vivir, amar, reir, ser.........p´alante
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