jueves, 6 de septiembre de 2012

Lucas 5: 33 - 39. viernes 7 de septiembre

EVANGELIO:

Ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.»

Jesús les dijo: «¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?

Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán en aquellos días.»

Les dijo también una parábola: «Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y al viejo no le iría el remiendo del nuevo.

«Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se echarían a perder;

sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos.

Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: «El añejo es el bueno.»


EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

El ayuno de Jesús va por otro camino. El verdadero ayuno es de odio, de rencores, de intolerancia, de violencia, de egoísmo, de imposiciones, críticas al prójimo, envidias,.... y seguir con renovadas energías en la lucha contra la injusticia, la explotación del oprimido, la lucha por la paz, por la justicia y la misericordia... Mirar, una vida cristiana tomada en serio, bastante sacrificio lleva como para pensar en no comer. Refugiarse en ayunos y no luchar por transformar el mundo es caer en la misma hipocresía de los fariseos.
       
El Evangelio es ese vino nuevo que no cabe en odres viejos. Los fariseos no invitaban a su mesa más que a la gente distinguida, bienformados, importantes, con éxito y poder... Jesús iba a la mesa allá donde le invitaran lo cual le llevo a tener una fama de comilón y borracho. Jesús propone un vino nuevo: el Evangelio, que no se puede meter en odres viejos, los corazones fariseos. ( aún quedan muchos), quien acepta el vino nuevo su corazón debe dejarse transformar, para repartir: perdón, alegría, amor y libertad al mundo.


            Que nos enteremos de una vez por todas que Dios no es un aguafiestas. Como nos quieren hacer entender los fariseos de nuestro tiempo. P´alante

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