Evangelio
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1
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Cuando
hubo acabado de dirigir todas estas palabras al pueblo, entró en Cafarnaúm.
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2
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Se
encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión, muy querido de
éste.
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3
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Habiendo
oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los judíos, para
rogarle que viniera y salvara a su siervo.
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4
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Estos,
llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: «Merece que se
lo concedas,
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5
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porque ama
a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga.»
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6
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Iba Jesús
con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión a unos amigos
a decirle: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi
techo,
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7
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por eso ni
siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y
quede sano mi criado.
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8
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Porque
también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a
éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi
siervo: "Haz esto", y lo hace.»
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9
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Al oír
esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le
seguía: «Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.»
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10
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Cuando los
enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano.
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EL EVANGELIO NO ES UN
SO MNIFERO, ES PURA DINAMITA:
NO TE DETENGAS...”VETE” EL ENVÍO DEL EVANGELIO, SIEMPRE EXIGENTE Y
SIEMPRE RADICAL:
ROMERO SOLO
Ser en la vida romero,
Romero solo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
Sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero....
sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
Ligero, siempre ligero.
Que no acostumbre el pie a
pisar el mismo suelo,
Ni el tabaco de la farsa, ni la losa de los templos
Para que nunca recemos
Como el sacristán los rezos,
Ni como él como viejo
Digamos los versos....
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
Ligero siempre ligero.
Sensibles a todo viento
Y bajo todos los cielos,
Poetas, nunca cantemos
La vida de un mismo pueblo
Ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
Y todos los huertos nuestros.
León
Felipe
P´ALANTE
Me llama la atención de este Evangelio que el centurión no pidió para él, sino que quería que Jesús intercediera para un criado, esa es la grandeza de la fe No pedir para nosotros.Interceder es rezar por el otro, trabajar por el otro, dar la cara por el otro, dar voz a los que no tienen voz. Hay muchas personas que necesitan tu intercesión.Animo
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