Pero algunos de ellos decían: "Este expulsa a los
demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios". Otros,
para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo. Jesús, que
conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va
a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo,
¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los
demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de
Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso,
ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con
la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a
ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio,
todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo
domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes. El que no
está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el
espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de
reposo, y al no encontrarlo, piensa: 'Volveré a mi casa, de donde salí'. Cuando
llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a buscar a otros siete espíritus
peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra
peor que al principio".
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES
PURA DINAMITA:
Un reino, como cualquier institución que se precie dividido
no puede subsistir. Por ello, Jesús nos dejó un testamento y en él nos pidió
una sola cosa: que nos mantuviéramos unidos, que fuéramos uno. Y como
consecuencia de esa unidad-fraternidad entre nosotros, el amor recíproco que nace
de sentirnos unidos, amigos, capaces de dar la vida en el día a día, golpe a
golpe, verso a verso…..
A veces, nos empeñamos en mostrarnos creíbles ante los
demás, más o menos coherentes. Sin embargo, por desgracia, damos más bien, un
testimonio de desunión e individualismo, que lejos de mostrar el verdadero
rostro de Jesús, aleja de él. ¿Por qué no hay vocaciones en España? Porque no
hay testimonio creíble de que pueda ser una vida feliz y abierta a la
esperanza.
Acabemos de una vez, con posturas que nos enfrentan a los
demás. Desterremos nuestras críticas, el sentirnos mejores y exclusivos.
Alejemos de nosotros todo lo que no sea crear lazos, puentes, acercar
posturas...
Quizás, la lectura del evangelio y la vivencia del mismo,
sea una buena oportunidad para apoyarnos en los que nos centran, los del margen,
de cargar con sus cargas, y dejar que ellos nos ayuden en nuestro vivir diario.
Seremos más creíbles, más veraces, y sobre todo, más felices.
Sobran desfiles y falta canela en rama…..
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