EVANGELIO
Decía también a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta
en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede.
Y cuando sopla el sur, decís: "Viene bochorno", y
así sucede.
¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del
cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?
«¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el
camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te
entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el
último céntimo.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES
PURA DINAMITA:
Hay personas piadosas que se lamentan de distraerse en la
oración o en el culto. El problema está en las distracciones del camino,
rozarnos con Cristo y no conocerlo. Jesús pasa por delante a diario, él si
reconocerá a aquellos que han sabido reconocerlo en su vida. Es más importante
reconocerlo en el prójimo, que conocerlo de manera teológica o bíblica. Nos
fabricamos una imagen de Dios, y si él se presenta de otra forma no le
reconocemos. No miremos a lo alto y lejos, está encarnado, camina con nosotros,
esta en nuestro interior, nos lleva de la mano. Dios se pone la ropa de cada
día, el mono de trabajo y no suele aparecer en lo sublime y extraordinario, más
bien en la realidad cruda y dura de cada día. Tiene un inconveniente: el rostro
suele ser muy conocido: rostro de harapiento, de niño, de amigo, de cocinera,
de parado, de marido, de esposa, de forastero, de emigrante saltando vallas, de
individuo en malas compañías, de enfermo, de preso... hay que querer
reconocerlo, y a veces miramos para otro lado….
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