viernes, 16 de septiembre de 2011

Evangelio del fin de semana. Lucas 8,4-15.

EVANGELIO:
Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola: "El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno". Y una vez que dijo esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!". Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les dijo: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender. La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás. Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:


La verdad es que hay poco que comentar en un evangelio que el mismo Jesús explicó a sus discípulos. Se nos ocurre relacionarlo con nuestras propias actitudes. La vida siempre te enseña cosas importantes: lo que siembres, tarde o temprano lo recogerás, incluso multiplicado. Por eso, no podemos perder ni un minuto de nuestra valiosa existencia en mirarnos el ombligo preocupados de nuestras cosas: siembra pasión, alegría, ganas de vivir, mójate por y con los problemas de la gente, ocupa tu tiempo en el tiempo de los demás, despreocúpate de lo que no merece la pena ocuparse, da tu energía, tu tiempo, tus talentos, tu corazón a quien te lo pida sin esperar nada a cambio, siembra, en definitiva, todo lo bueno que el buen Dios te ha regalado y la cosecha será abundante, copiosa, feliz.
¡FELIZ FIN DE SEMANA

No hay comentarios:

Publicar un comentario