Jueves 11 de abril. Jn 3,31-36

EVANGELIO
El que viene de arriba está por encima de todos. El que viene de la tierra pertenece a la tierra y sus pa la bras son terrenales. El que viene del Cielo,
por más que dé testimonio de lo que allí ha visto y oído, nadie acepta su testimonio.
Pero aceptar su testimonio es como reconocer que Dios es veraz.
Aquel que Dios ha enviado hab la las palabras de Dios, y da el Es píritu sin medida,
porque el Padre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en sus manos.
El que cree en el Hijo vive de vida eterna; en cambio, el que no cree en el Hijo tendrá que enfrentar un juicio de Dios; nunca conocerá la vida.»

 

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

 

El tema de la vida es la clave en este Evangelio...y no es cualquier cosa la que nos traemos entre manos...¿Queremos vivir?, ¿Queremos vivir honrada y dignamente?...seguro que la respuesta a ambas preguntas es positiva, pero también es igual de contundente que desde el Evangelio no podremos vivir bien, dignamente, con bienestar, etc...mientras muchos de nuestros semejantes no lo pueden hacer y no porque no quieran. No podemos seguir jugando al mus mientras la vida no es justa ni mucho menos eterna para todos. No es que la vida eterna sea algo misterioso y milagroso, la vida eterna ya la tenemos aquí y ahora, y como vivamos ahora, viviremos siempre, no esperemos el santo milagro al final de nuestros días. Estamos amenazados de vida, no de muerte, y una vida que debe volcarse en los otros para que sea plena y verdadera. No nos crucemos de brazos esperando la vida eterna, más bien miremos los muchos brazos crucificados para dar sentido a esta vida: disminuir el número de crucificados, de sufrientes....mientras sigan siendo tantos esto no será vida, y mucho menos eterna.

 

Ayer hablábamosen nuestro comentario de la misericordia y de que aquel que no ha amado no puede perdonar y sí juzgar. Pues bien, el obispo de Alcalá, vuelve a meterse en camisas de once varas, juzgando y condenando a seres humanos con total dignidad y derechos y atribuye sus "males" (homosexualidad) al tipo de educación que se recibe y carga contra ellos. Por favor, querido monseñor autoimpongase un silencio eterno que se lo vamos a agradecer. Pretender regir la sociedad del siglo XXI por creencias obsoletas como las suyas es inadmisible. Punto en boca eminencia.