Miércoles 24 de abril. Jn 12, 44-50

EVANGELIO

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: - «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»

 

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO ES PURA DINAMITA:

 

En primer lugar, qué gran noticia la que compartía con nosotros ayer un amigo/a en los comentarios al Evangelio, donde se destacaba que el Papa Bergoglio había mandado desbloquear la causa de beatificación de Oscar Romero, el gran santo de América. Ya era hora, por otro lado de que así fuera, y lo triste y vergonzoso es que estuviera bloqueada y otras causas hayan sido fulgurantes y repentinas como las del fundador del Opus Dei "qui tollis pecunia mundi", o la de Juan Pablo II te quiere todo el mundo. Buena noticia y nos alegramos enormemente.

Vamos con el relato de hoy, en el que sobresalen dos ideas fundamentales: la unión entre Jesús y Dios, que lejos de ser algo sobrenatural y extratosférico, a mí me gusta pensar en la unión que nosotros tenemos con aquellos y aquellas que nos quieren y a los que, no sabemos muy por qué, tenemos la suerte de tener por amigos, amigas, compañeros de camino, etc...un brindis por todos ellos que nos quieren cuando menos lo merecemos pero cuando más lo necesitamos.

Y por otro lado, la idea que Jesús repite en muchas ocasiones: "Yo no voy a juzgar"...y la debemos hacer nuestra y no juzgar a nadie, contra el juicio moral y religioso, apostamos por la compasión....contra los inquisidores con cruz en el pecho y solideo en la cabeza hueca....perdón y misericordia. Ninguno somos nadie para juzgar nada y menos para condenar. Estos días está en boca de todo la posible reforma de la ley del aborto, y la Iglesia, con Rouco a la cabeza pide rapidez en esa reforma, no tiene tanta prisa para hablar contra los desahucios, los explotadores, los bancos, etc...lo que se quiere es juzgar y criminalizar a las mujeres que abortan desde unas concepciones religiosas y morales muy particulares. ¿Qué os parece?... ¿Qué opináis?....yo lo tengo muy claro, vamos a Jesús que nos dice que la ley mandaba apedrear en la plaza pública a la adúltera y él contestó con lo de la piedra y salieron todos corriendo. En este caso se debe personalizar cada caso y en ninguno de ellos juzgar, ni condenar.

Hoy la Iglesia, celebra el recuerdo de la conversión de san Agustín, es una llamada para que todos nos reconvertamos al Evangelio de manera personal y también comunitaria, como grupo de inquietos buscadores de la Verdad. Ánimo.