viernes, 27 de febrero de 2009

Sábado, 28 de febrero de 2009, Lucas 5, 27-32



EVANGELIO:



En aquel tiempo, Jesús salió y se fijó en un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: - «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: - «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»



EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:



"Jesús salió y se fijó en un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos" Los que cobraban impuestos para Roma, eran considerados, por sus propios vecinos, traidores, apóstatas de su propia religión y desertores de su pueblo, puesto que se suponía que estaban aliados con el pueblo que los dominaba y oprimía. Pues en uno de estos publicanos, desertor, traidor y probablemente también ladrón, fija su mirada Jesús y le llama para que le siga.
¿Cómo es posible que habiendo tantos buenos, cumplidores de la Ley y estrictos en su observancia, en su entorno, elija a este pecador y quiera que sea su discípulo?
¿No será porque Él ha venido "a llamar a los pecadores y no a los justos"?
¿No será, quizás, porque mira el corazón y no ha venido a juzgar si no a dar vida?
¿No será porque los que se dicen, o nos decimos, buenos, "religiosos", cumplidores, nos convertimos a veces en jueces de los que consideramos peores?
Mateo lo siguió e hizo una fiesta en su honor. El encuentro con Jesús, SIEMPRE nos tiene que llevar a un cambio de vida y, por supuesto, a sentir, vivir y transmitir que su Reino ya está presente entre nosotros.

"El que comía con pecadores y prostitutas", nos da la oportunidad de parecernos a él: estar al lado de los que la sociedad rechaza, no sus jueces. Así estaremos más cerca de él y escucharemos que también nos dice a nosotros: "Ven y sígueme"





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