martes, 30 de noviembre de 2010

PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO
Miércoles, 1 de diciembre de 2010. Mateo 15,29-37.

Evangelio

Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino". Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?". Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados". El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.


EL EVANGELIO NO ES UN SOMNÍFERO, ES PURA DINAMITA:

El Reino de Dios ya está entre nosotros. Sus signos son claros aunque a veces no seamos capaces de descubrirlos en medio de un mundo convulso, violento y herido por el azote de la guerra o la injusticia. Cuando decimos esto, no somos ilusos que vivamos de espaldas a la realidad o que nos cueste reconocer que las cosas muchas veces no van bien a nuestro alrededor, en nuestra familia o en tantas situaciones que nos tocan de cerca. Aún reconociendo todo esto, la Palabra de Dios nos anima a seguir luchando, a tirar pada adelante, a apostar por la vida, puesto que la Vida está llegando, ya llega. "Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba" Hoy sigue curándonos, y dándonos la oportunidad de hacerlo a nosotros. Este es el tiempo de Dios, hoy, ahora.

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