martes, 26 de mayo de 2009

27 de mayo.Miércoles.jn 17,11b-19

EVANGELIO:
En aquel tiempo dijo Jesús: "Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén completamen­te unidos, como tú y yo. Cuando estaba con ellos en este mundo, los cuidaba y los protegía con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya estaba perdi­do, para que se cumpliera lo que dice la Escritura. Ahora voy a ti; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo. Yo les he comunicado tu pala­bra; pero el mundo los odia porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal. Así como yo no soy del mundo, tampoco ellos son del mundo. Conságralos a ti por medio de la verdad: tu palabra es la ver­dad. Como me enviaste a mí al mundo, así yo los envío. Y por causa de ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagra­dos por medio de la verdad."
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Somos enviados, somos enviados, somos enviados.... es que alguien tiene la menor duda.... pero, ¿ para qué? yo creo que para hacer lo mismo que hizo Jesús. Ahh, que no es fácil, y quién dijo que fuera fácil. Si estamos capacitados para ser testigos de una vida nueva, eso hay que demostrarlo en medio de los hombres y mujeres del mundo que nos ha tocado vivir.
El signo más claro... es que el cristiano tiene una nueva manera de amar, por la forma de amar les conocéreis, sin límites, sin censuras, sin leyes, sin hipocresía, sin intereses, sólo con generosidad y de forma incondicional. La única ley que tenemos que cumplir, obedecer, sentirnos atados a ella es la ley del amor, el resto de leyes están en un segundo plano, vengan de quien vengan...

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