martes, 12 de mayo de 2009

Miércoles 13 de mayo. Juan 15, 1-8

EVANGELIO

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Corno el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, corno el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Me gusta, me gusta este Evangelio porque nos esta exigiendo compromiso, y del bueno, no el de los discursos y las palabras bonitas. Se nos llama a dar fruto y ya lo dice el refrán “por sus frutos los conoceréis”. Jesús destierra la religión del sacrificio y sufrimiento, no quiere ni oír hablar de preceptos y normas hechas para que las cumplan los ángeles… Jesús quiere que tu y yo con nuestra vida les testimoniemos y seamos sus verdaderos testigos…¿Cuáles son tus frutos últimamente?...¿Cuando ha sido la última vez que has ayudado a alguien sin esperar nada a cambio, ni siquiera el aplauso y la aprobación?...¿Cuando ha sido la última vez que has tenido un gesto de cariño con alguien que lo necesita como el comer?... En esta línea van los frutos que quiere Jesús, no en la línea de la más antievangélica ortodoxia que confunde el ayudar, perdonar y comprender, con el paternalismo, la el juicio y la condenación…precisamente estos suelen coincidir con los de los días libres de los que hablábamos ayer….en fin…que este día no sea uno más sin dar los verdaderos frutos, los de Jesús y su humanidad.

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