viernes, 25 de noviembre de 2011

Lucas 21: 29 - 33.VIERNES


EVANGELIO

Les añadió una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. o os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA
PARÁBOLA PARA LOS QUE NO QUIEREN VER HOY
En aquel tiempo un joven se acercó a Jesús. Por sus ojos húmedos y el temblor de sus manos supieron todos que era drogadicto.

- Maestro, te lo suplico, apaga esta sed que me abrasa. Desde hace días me niegan el agua en las posadas y me rehuyen los caminantes. Noto que las fuerzas poco a poco me abandonan pero no quiero morir. Ayúdame. Tú eres la Medicina Suprema, el Hombre Que Nos Cura.

Jesús, conmovido por aquella Fe, sonrió dulcemente. Le preguntó:

- ¿Cuantos años tienes? - Diecisiete, Señor.
Cristo tomó las manos del joven, secas y frágiles, entre las suyas y
elevó los ojos. Al instante cerraron las heridas y desaparecieron los
temblores. De la muchedumbre surgió un murmullo, pues la curación de drogadictos estaba prohibida, pero un gesto del Maestro impuso silencio:
- ¡Ay de aquellos que desprecien a estos hermanos suyos y les llamen impuros! Más les valdría errar por sus barrios y caer en sus pozos. Pues sabed que en los perseguidos vive el Padre y que un gramo de su Fe vale más que toda vuestra cosecha de oraciones y sacrificios. Ellos os precederán en el Reino.

Y, abriéndose camino entre el gentío, abandonó la ciudad seguido de sus discípulos más fieles. El joven al que había curado se unió para siempre a ellos.

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