lunes, 19 de marzo de 2012

Martes 20 de marzo. Jn 5,1-16

EVANGELIO:
Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.
En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua.
Porque el Angel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera.
Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?»
Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.»
Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.»
Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día.
Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.»
El le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y anda.»
Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?»
Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar.
Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.»
El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Quien cree en el perdón no está nunca perdido. En lo más íntimo de su corazón encontrará siempre la fuerza de Dios para levantarse y volver a caminar.
Nuestra vida siempre tiene salida. Levántate: sinónimo de libertad.
Los cumplidores de la Ley ( HIPÓCRITAS DE AYER Y DE HOY) se oponían, la ley mata y ahoga, no permite que los pobres pueden sentir el amor cercano de Dios, sin embargo nuestro Dios es demasiado humano como para no ofrecer un sencillo gesto de amor, la solidaridad es milagrosa. El centro de nuestras preocupaciones no tiene que ser el pecado, sino el sufrimiento del hermano. Así podemos cambiar el mundo. La camilla es el pasado; nuestro pasado. Abandona la camilla y echa a correr, perdonar, y sobre todo amar, busca el camino de la lucha por la verdad y la justicia, luchar por todo lo que esclaviza al hombre y la mujer de nuestro tiempo es el proyecto de la fusca de la vida. Ya es hora de que seas feliz. Ánimo y sin miedo.

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