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«No penséis que he venido a abolir
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Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que
pase una i o una tilde de
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Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más
pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de
los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el
Reino de los Cielos.
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EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Quiero contaros una pequeña historia:
Uno de esos días que atravesaba el parque Berlín, me encontré
con un pájaro con las patas hacia arriba. Y con curiosidad le pregunté: “ ¿qué
haces?” tengo que estar así, me contestó. Me lo ha mandado Dios para que todo
se mantenga en orden; estoy salvando el mundo. De esta forma sostengo el cielo,
si las quito moriréis…. En ese momento un perrito- de esos de viuda-, ladró, y
el pájaro se asustó, giró y salio volando. Y el cielo seguía en su sitio,
con gran sorpresa para mi.
El pájaro
tenía lo que se suele llamar el síndrome del “gilipollas imprescindible”,
aunque sabemos que de imprescindibles
tenemos el cementerio lleno. Cuando se pierde como horizonte a Dios nos
dedicamos a imponer leyes, que justifican nuestros complejos y nos ayudan a
justificar nuestras incoherencias.
Pues aquí
lo tenéis, este Evangelio es claro… amigos, no hay más ley que el Evangelio, no hay más
ley que la que humaniza el mundo. La ley sin alma esclaviza, Jesús da plenitud
a la ley, o sea; pone corazón a una ley
fría. Entre nosotros (creyentes) hay grupos que se empeñan en predicar ( al
estilo del pájaro del parque Berlín) que la obediencia a las leyes externas es
lo importante, cuando el Evangelio dice que la plenitud de la ley viene por el
compromiso real con el prójimo, con el amor concreto y con la esperanza de mejorar un mundo quebrantado, es
lo que se llama hacer la voluntad del padre. La vida en plenitud. P¨alante. Que
no nos aten…
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