martes, 13 de marzo de 2012

Mateo 5: 17 - 19. Miércoles 14 de marzo.

EVANGELIO:

«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.

Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda.

Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:


Quiero contaros una pequeña historia:
Uno de esos días que atravesaba el parque Berlín, me encontré con un pájaro con las patas hacia arriba. Y con curiosidad le pregunté: “ ¿qué haces?” tengo que estar así, me contestó. Me lo ha mandado Dios para que todo se mantenga en orden; estoy salvando el mundo. De esta forma sostengo el cielo, si las quito moriréis…. En ese momento un perrito- de esos de viuda-, ladró, y el pájaro se asustó, giró y salio volando. Y el cielo seguía en su sitio, con  gran sorpresa para mi.
           
            El pájaro tenía lo que se suele llamar el síndrome del “gilipollas imprescindible”, aunque sabemos que  de imprescindibles tenemos el cementerio lleno. Cuando se pierde como horizonte a Dios nos dedicamos a imponer leyes, que justifican nuestros complejos y nos ayudan a justificar nuestras incoherencias.
            Pues aquí lo tenéis, este Evangelio es claro… amigos,  no hay más ley que el Evangelio, no hay más ley que la que humaniza el mundo. La ley sin alma esclaviza, Jesús da plenitud a la ley, o sea; pone corazón a  una ley fría. Entre nosotros (creyentes) hay grupos que se empeñan en predicar ( al estilo del pájaro del parque Berlín) que la obediencia a las leyes externas es lo importante, cuando el Evangelio dice que la plenitud de la ley viene por el compromiso real con el prójimo, con el amor concreto y con la  esperanza de mejorar un mundo quebrantado, es lo que se llama hacer la voluntad del padre. La vida en plenitud. P¨alante. Que no nos aten…

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