martes, 3 de marzo de 2009

Miércoles 4 de marzo. Lc 11,29-32

EVANGELIO:
Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide un signo, pero no se le dará otro signo que el signo de Jonás. Porque así como Jonás fue signo para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Se masca la tensión en el ambiente pidiendo un signo a Jesús. Pero el signo, el gran signo, el que ha movido la historia es la PALABRA. Nos queda la palabra. Ahora y siempre, nos queda la palabra. Es palabra de esperanza y amor, es palabra hecha vida. Nos queda la palabra y siempre será nuestra mejor herramienta. La luz de la palabra es la señal que guía cada día tantos corazones en el camino diario, pone las cosas en su punto y busca la felicidad, juntos. No hay aplausos, no hay honores... sólo tenemos la palabra. Ahora falta cumplir la palabra... esa palabra hecha vida es la mejor forma de irradiar el Reino del Amor. Manos a la obra.

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