jueves, 26 de marzo de 2009

Viernes, 27 de marzo de 2009, Juan 7,1-2.10.25-30

EVANGELIO

En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas. Después de que sus parientes se marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas. Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: - « ¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene.» Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: - «A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él me ha enviado.» Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:

Jesús sube a Jerusalén para celebrar la fiesta de las tiendas. Cuando en el Evangelio se nos habla de la subida de Jesús a Jerusalén se nos habla de su muerte inminente. Impresiona la forma en la que llega: “no abiertamente, sino a escondidas”. Sin embargo, nunca hablará a escondidas, nunca, ni siquiera en los momentos en los que se siente acechado por la muerte y la traición. Nos llama la atención esta antítesis y nos trae a la memoria la vida de tantos seguidores suyos, que por amor a su mensaje, y por defender la Verdad, han tenido que caminar por la vida “a escondidas” y han hablado “abiertamente” aun a costa de perder la vida o ser tratados injustamente. Recordemos a Oscar Romero, a los jesuitas mártires en el Salvador, los hermanos maristas de Bugobe (Ruanda) y tantos y tantos que como Jesús han querido libremente morir por amor a Él y a los hermanos o siguen dando su vida en el día a día. Hoy he tenido la suerte de encontrarme con una de esas personas: tuvo que salir del país “a escondidas” por hablar “abiertamente” la Verdad de Jesús.
Para ella, mi mayor gratitud por ser testimonio, buena nueva en mi vida y en la de tantos. “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Juan, 15, 20)

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