martes, 17 de marzo de 2009

Sábado.21 de marzo. Lc 18,9-14

EVANGELIO:
Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.
El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!". Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Siempre me he quitado el sombrero cuando escucho esta parábola. Así se ora a Dios. El fariseo con vida intachable, pero seguro de sí mismo, prepotente, e incluso un poco hipócrita porque juzga a los demás. El otro, publicano, está perdido y necesita alguien que le ayude a situarse en la vida, por eso va con humildad. Parece que los dos quieren el perdón, pero para que te den el perdón no puedes ser juez y condenador del prójimo. No juzgamos por apariencias, ni nos alimentamos de autosuficiencia sino que empezamos humildemente reconociendo que necesitamos ayuda y estamos dispuestos a mejorar. ÁNIMO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario