martes, 31 de marzo de 2009

MIERCOLES 1 DE ABRIL.Evangelio según San Juan 8,31-42.

EVANGELIO:
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: "Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: 'Ustedes serán libres'?". Jesús les respondió: "Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre". Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre". Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió: "Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Seguimos en la misma línea del Evangelio de ayer, en que Jesús y el Padre son uno, y que no hay fisuras entre ellos, pero esto que puede resultar difícil de entender no lo es tanto. El rostro único, fiable y concreto de ese Dios al que no vemos es el de Jesús de Nazaret, el hombre de carne y hueso que pisó los caminos polvorientos de Galilea, y que nos vino a recordar que los preferidos de Dios, son sus preferidos, los pobres, los desheredados, los marginados, los despreciados, los humillados, y a la vez, estos encarnan el rostro de Jesús de manera perpetua, y nos gritan y exhortan en esta larga Cuaresma a que si de verdad queremos resucitar en la Pascua, o lo hacemos con ellos y por ellos o estaremos dejando pasar una vez más la oportunidad de ser auténticos y coherentes. Habremos cumplido con la ceniza en nuestra cabeza y la vigilia de los viernes, pero no llegaremos a resucitar, nos habremos quedado en las antípodas del Gólgota, con los mentirosos, hipócritas y fariseos….

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